El Niño iniciado en 2023 puede traer fenómenos climáticos de récord… también lo será su impacto en la seguridad alimentaria
Los medios de comunicación internacionales han divulgado ampliamente informaciones sobre los récords de temperaturas alcanzados en diferentes partes del mundo a lo largo de los meses transcurridos durante este año 2023. En un contexto de aumento de la conciencia colectiva y preocupación por el cambio climático y los fenómenos de clima extremo, desde el mes de junio los medios también han llevado a sus portadas la confirmación de que este año se producirá lo que viene a denominarse Oscilación del Sur – El Niño o ENSO por sus siglas en inglés (de aquí en adelante fenómeno del Niño o El Niño). No se trata de un fenómeno meteorológico concreto, sino un patrón climático que se repite en ciclos de dos a siete años, y que viene desencadenado por un aumento de uno a dos grados en la temperatura del agua superficial en la zona tropical del Océano Pacífico. Se trata de un cambio que altera las pautas climáticas usuales en buena parte del mundo; las direcciones habituales de los principales vientos se alteran, las aguas superficiales más cálidas experimentan una mayor evaporación, se incrementan las tormentas tropicales, lluvias torrenciales e inundaciones en algunas zonas, mientras que en otras se experimentan sequías extremas que provocan pérdida de cosechas y un aumento notable en el riesgo de incendios forestales.
Los meteorólogos predicen que el actual fenómeno de El Niño, que comenzó en junio, será intenso, quizá tanto como el que terminó en 2016, que contribuyó a que ese año fuera el más caluroso jamás registrado hasta esa fecha, algo que es probable que se supere con creces en 2023-2024. En consecuencia, y de acuerdo con patrones anteriores, se espera amplias zonas de Centroamérica y el noreste de América del Sur experimenten condiciones más secas y cálidas que la habitual, mientras que territorios de Sudamérica la norma sean las lluvias extremas con las consiguientes inundaciones, tal y como se muestra en este mapa elaborado por el International Research Institute for Climate and Society.
Impacto usual de El Niño en diferentes partes del mundo y periodos estacionales.
La alteración de los patrones climáticos viene acompañada con profundos cambios en los rendimientos agrícolas, lo que va a ocasionar perturbaciones en la producción de alimentos y tener efectos adversos en los resultados económicos y la seguridad alimentaria de la región, según el informe titulado “Panorama General de El Niño. Impacto humanitario previsto en 2023”. De hecho, en Centroamérica y África del Este ya se puede prever que en 2023 y 2024 habrá importantes pérdidas de cosechas, mientras que en la Pampa argentina el aumento esperado de las lluvias podrá dar lugar a cosechas de récord en cultivos como la soja o el trigo. Países como India, en previsión de una menor producción de arroz en sus principales estados, han impuesto restricciones a la exportación de este cereal, lo que ha desencadenado un aumento del precio internacional del arroz hasta alcanzar el valor máximo de la última década, tras el aumento también provocado por la pandemia de COVID-19 en 2020. Es importante tomar en cuenta que en la sucesión de crisis provocadas por la pandemia y posterior guerra de Ucrania ha dado lugar a un aumento general del precio de los alimentos, que en el caso de países como los Centroamericanos ya ronda el 20% acumulado en algunos productos básicos como aceites y carnes.
El aumento de las lluvias torrenciales en algunos países tropicales también aumentará el riesgo de plagas y enfermedades de cultivos, del mismo modo que se incrementarán las epidemias que afectan a sus habitantes, como ya están experimentado en Perú con el que está siendo la mayor epidemia de dengue, una enfermedad vírica transmitida por la picadura de un mosquito, con una incidencia que dobla la registrada en el anterior brote de 2017.
Finalmente, otro efecto del fenómeno climático de El Niño se experimenta en la reducción de la generación de energía, lo que va a resultar particularmente grave países como Venezuela o en el caso de Centroamérica, donde según el Ente Operador Regional (EOR), el mercado eléctrico regional ya ve afectado su funcionamiento, especialmente en la generación hidroeléctrica, por los bajos caudales de agua de lluvia que llegan a los embalses de almacenamiento.
Desde Acción contra el Hambre queremos contribuir al esfuerzo de preparación y respuesta que se está activando a nivel regional y en los países donde trabajamos, aportando información elaborada por nuestros sistemas de análisis y proporcionada desde la perspectiva local, y proponiendo acciones prioritarias para los próximos 6 meses en los territorios y con los colectivos que presentan mayor vulnerabilidad. Te invitamos a leer esta edición temática del Boletín Regional: